Escribir… si… todavía me acuerdo de como se hace eso.
Se hace con los dedos, como mandar a veces a la mierda ciertas cosas, cierta situaciones y a ciertas personas.
¡Dedo corazón!.
Estoy… que no es poco, ¿cómo estoy?, transito, vago entre un estado y otro y los paso y los atravieso lo mejor que puedo y lo mejor de lo que me veo capaz de hacerlo.
Nadie me aviso, no estaba preparada, yo no esperaba esto.
No quería escribir esta entrada en realidad, pero algún día tengo que salir de mi ciber cueva y dar algún tipo de señal de vida ¿no?.
Cuando fui al cirujano pensaba que saldría de allí con una fecha para mi próxima operación, y claro, salí de allí con ese plan, salvo que no pienso hacerlo, al menos esta vez tengo clara una cosa: tengo que seguir haciéndole en trabajo a los médicos, pero esta vez será a MI manera.
Estoy harta de que por A o por B siempre me calle cosas, en mi punto de neutralidad y de defender a los médicos (algunos muy incompetentes) que me han rodeado siempre me he callado e incluso he abogado por ellos llegando en determinados momentos a parecer corporativista cuando: ¿hola?: ¡yo no soy médico!, así es que basta, basta de silencio y hablemos como suelo hacer las cosas por su nombre.
Antes de escribir sobre mi estupenda visita con el cirujano quiero dar algunos datos que no di sobre mi operación o más concretamente que no di en su momento sobre mi pre y post operación que puede ayudar al ciudadano de a pie a entender una serie de cosas y/o cabreo y/o desilusión y/o estado de desesperación que me sobrecoge a veces.
1- A mi NADIE me avisó que tenía que dejar de tomar la medicación para el corazón DOS días antes de que me operase, tuve que ser yo a base de dar por culo a mi madre y rayarla hasta el extremo para que ella llamase a la enfermera barra secretaria de mi cirujano quien llamase para que al final, POR FIN nos dijesen que, efectivamente eso que rondaba por mi cabecita de que debería dejar de tomar esas pastillas era una realidad. ¿HOLA, NO SE SUPONE QUE SI TE OPERAN DEBERÍA ALGUIEN DECIRTE ESO?.
2- A mi NADIE me dijo, a mi NADIE me avisó de que no tendría un preoperatorio, que medirme y pesarme sería el mismo día antes de la intervención y esas cosas, con lo cual súmale otra preocupación a la historia.
3- Tras la operación y antes de darme el alta me hicieron un electrocardiograma el cual el especialista que me dio el alta tras mirarlo y decir en voz bien alta, nítida y clara: “NO ME GUSTA PERO TE VOY A DAR EL ALTA”, me dejó marchar tan ricamente.
4- A mi NADIE me hizo un seguimiento postoperación, simplemente fui de visita una única vez y según el cirujano yo no tendría que volver (cito textualmente): “a no ser que quisiera ir a contarle mi vida”.
5- Todo lo que se, o casi todo lo que se lo se por que tengo un gran apoyo en mi madre quien se ha hecho ya casi un puto master en mi enfermedad y/o bien por que yo misma he preguntado, acosado, averiguado por mi cuenta.
6- Yo no me he sentido NUNCA respaldada por NADIE que tenga que ver con el tema de mi enfermedad y aquí quiero matizar salvando honrosas excepciones como, por ejemplo mi médico de cabecera de la privada.
7- A mi NADIE me dijo que yo tendría un proceso de cicatrización interno que podría durar unos dos meses en cuyos meses podría encontrarme mal, repetir episodios, sentirme como el puto culo, acelerarme ni nada por el estilo ¿consecuencia?, aparecí en urgencias cardiológicas a los dos días de haberme operado por que me había puesto en 150 y vaya usted a saber cuanto, allí y solo allí y solo de rebote me contaron por encima (o pude escuchar) que no dejaba de tener una herida en el corazón y esa era la causa que me iba a provocar encontrarme mal en ese momento y en un futuro cercano de forma puntual que, con un control y un seguimiento no tenía por que ser malo ni perjudicial si no que respondería única y exclusivamente al hecho de haberme operado. Gracias, gracias por darme toda esta información a la cara, directamente y de esa forma ahorrarme tanta estupidez, tiempo mal invertido, disgustos y preocupaciones.
8- Como conclusión a mi nadie me dijo una mierda, se me informó de lo mínimo, y, aunque resulte difícil creerlo con y sin preguntas de por medio “EL PROTOCOLO” eso que les encanta, el bendito protocolo les exime prácticamente de todo, decir, hacer, deshacer y lo que se les antoje, así es que con el culo bien cubierto vámonos Manolo que son dos días y todos somos hombres muy ocupados, quien me siga que continúe leyendo.
Y, tras dejar claras estas cosas y sentirme como si hubiese pasado por la factoría Mc Donals de las operaciones del corazón que, una vez ya está puesta en marcha y rodando, me hubiesen despachado en una cajita happy meal pues francamente… ya os vais haciendo un poco más a la idea, ¿no?.
Cuando fui esta vez al cirujano, a mi cita con el hombre tan ocupado este, la eminencia que me operó blablabla yo esperaba a alguien un poco decidido y cuando digo un poco decidido quiero decir decidido del todo.
Esperé, esperé pacientemente por que me he tomado ingestas cantidades de paciencia últimamente, esperé cosa de una hora, en medio con su reglamentario electrocardiograma rutinario típico al que, yo sabía que, por mucho que le entregase otros se agarraría como un clavo ardiendo (spolier: sí, así fue, el cirujano actuó de esa manera y pronto me voy a dedicar a hacer de adivina, bruja o pitonisa Lola por que creo que ya veo venir a según que personas y según que situaciones de muy, muy, muy lejos).
Tras esperar y hacerme el electrocardiograma de rigor como digo (que puta ley de Murphy yo TAMBIÉN SABÍA que saldría bien), pues apareció el en persona (cosa extraña suele mandar a su secretaria barra enfermera a esas cosas) y me llamó.
Me llamó pronunciando MAL mi apellido que es una minucia por que es Vasco y difícil de pronunciar, vale, aceptamos barco pero ¿HOLA NUEVAMENTE?, se supone que este buen señor este gran hombre este salvador de vidas tiene MI PUTO HISTORIAL DELANTE DE SUS NARICES DONDE PONE MI NOMBRE AL COMPLETO INCLUÍDO MI JODIDO APELLIDO, lo cual lo hace una falta de respeto considerable ya que mi apellido tampoco dista mucho más de un (por ejemplo): “Etxeberría”. Quiero decir que tampoco es Alemán ni Grecorománico ni se estila del Latín profundo ¿VALE?, solo es un puto apellido que REALMENTE no cuesta TAAANTO de pronunciar, sobre todo si previamente has visto a esa persona en pelotas y la has operado.
Así es que eso también lo dejé correr, dejo correr muchas cosas por que he aprendido a ser práctica y a tomar al toro por los huevos y francamente no me voy a perder en minucias, pero ahora plantearos tras una hora de espera a alguien que LE ESTÁS PAGANDO y que te dijo que te iba a curar más todo el estrés que puedas llevar encima con semejante situación súmale que va el tipo y pronuncie mal o directamente SE INVENTE tu apellido, ¿mola eh?, sigamos.
Yo, que salí disparada como si me hubiesen puesto un resorte en el culo tras el he de reconocer que sinceramente: “le perdí la pista”, cuando le perdí de vista por completo al final acerté con su despacho donde, flanqueada por mi madre me disponía a entrar cuando: ¡sorpresa! Descubro que ahí dentro estaba la eminencia con otro hombre, el otro hombre desconozco su estado de salud pero reía a mandíbula abierta y el cirujano simplemente me pidió que esperase en la ante sala de su despacho y allí espere, y esperé y esperé, ¿qué más da ya cinco, diez, quince minutos?, puestos a hacernos preguntas imbéciles ¿qué más hubiese dado que NO ME HUBIESE LLAMADO HASTA PODER ATENDERME HOLA, POR EJEMPLO?. Pero yo esperé, esperé concentrándome en respirar y en expirar y en ser paciente y toda esa mierda zen que me he metido entre pecho y espalda este último tiempo.
Cuando por fin el hombre se fue y yo pude entrar y exponerle mi caso y mi situación al cirujano el buen hombre ¿cómo puedo decíroslo?, se miró mi electro y dijo que (cito textualmente): “el no veía nada”.
Ahora bien, para que nuevamente el ciudadano de a pie pueda entender que tenía que ver la eminencia tengo que deciros que, aunque a veces mi enfermedad es como el puñetero Guadiana (ese río que a veces se ve y a veces no) una eminencia de ese calibre DEBERÍA saber poder reconocer y ver y todas esas cosas. ¿Qué coño debería verse?, fácil, al parecer hay una tal “honda delta” que deja muchas pistas por el camino (una curvita de mierda de nada que, a ojo humano que no ha empollado lo suyo sería una muesca más sin ningún tipo de atractivo), y otra cosa más que, obviamente no sabría identificar, así es que ahí estaba yo, ahí estaba mi electro de ese momento, y ahí estaba el informe de mi cardiólogo de Mataró constatando mi ¿nuevo?, mi ¿de nuevo?, mi… llámaloequis SWPW (alias mi enfermedad llamada eso: Síndrome de Wolf Parkinson White).
Bueno, como he ido por partes y no quiero que mi cabreo barra shock barra sensación horrible barra miles de sentimientos juntos me tomen el relevo y se apoderen de mi intentaré seguir en ese orden y así poder ponéroslo fácil.
Resulta que el no vio nada.
Resulta que mi médica de cabecera de la Seguridad Social si.
Resulta que mi cardiólogo de Mataró también.
Bien, “Hola amigos soy Coco” hoy voy a explicaros la diferencia entre ver y abrir los ojos.
Si tu médica de cabecera que NO es especialista ve la enfermedad dichosa vale, aceptamos barco, tiene un pase, la señora NO es especialista, pero ¿y qué pasa cuando tu cardiólogo de lo más parecido a “cabecera” también ve la dichosa enfermedad, la dichosa honda delta y la predicción Maya?, por que claro, el SI es un especialista.
Bien ahí es cuando le tendí diversos electros que me hicieron estas dos personas antes mencionadas los cuales NO MIRÓ, así como a su vez le tendí el informe del cardiólogo de Mataró que miro, remiró, leyó SUS propios informes (¡DOS VECES!) y entonces desconcertado me preguntó: ¿pero… tú te sigues encontrando mal?, a lo que yo le respondí que si (aunque en mi fuero interno pugnaba por salir el grito de: NOOO QUE VA PEDAZO DE SUBNORMAL YO ESTOY AQUÍ POR QUE NO TENÍA NADA MEJOR NI MÁS ENTRETENIDO QUE HACER HOY ¿SABES?), así es que intentando seguir un ritmo coherente le contesté como digo que si, que me encontraba mal a lo cual el me preguntó si me seguían dando taquicardias a lo que yo le contesté que si y bueno, en realidad no hay mucho más que contar.
Cito textualmente lo que me dijo: “Bien, pues yo no lo veo, no estoy seguro de que esté ahí, pero si tú no te encuentras bien y sigues con las taquicardias habrá que volver a repetirlo” (se entiende que la operación).
A lo cual lo miré y le dije si, efectivamente, vamos, por eso he venido.
Salí de allí con un papelito (que sostenía mi madre, yo ya con suerte si eso podía sostenerme a mi misma) y entonces se supone que se lo teníamos que pasar a su secretaria barra enfermera y así concertar con ella el día y hora de la próxima nueva operación.
¿Dónde nos perdimos nuevamente, pues?.
Pues que el dichoso papelito no contenía la misma orden que en la operación anterior y, que, tras hablarlo con la enfermera barra secretaria descubrimos que lo que iban a hacerme era básicamente:
“Meterse ahí dentro con los mismos cateters que la otra vez para ver si veían algo y, en caso de ver algo entonces proceder a quemar” (no me hagáis contaros de que va con pelos y señales por que más de un estómago sensible no querrá saberlo y me lo agradecerá).
Así es que ahí fue cuando ya mi madre dijo basta y yo llegué a mi límite, supongo, por que ¿hola?, ¿POR QUE DEMONIOS VOLVER A PASAR POR SEMEJANTE INFIERNO SIN ESTAR CONVENCIDA?, ¿SIN QUE EL PUTO CIRUJANO QUE TE OPERÓ TAMPOCO LO ESTÉ?, y yo, a estas alturas ¿a quién le creo?, ¿a la doctora de cabecera que SI lo ve, al cardiólogo que TAMBIÉN lo ve, a la vecina del quinto que como no tendrá también algo que opinar al respecto?, o mejor aún, si acaso le creo a un médico dubitativo que YA me operó respaldándose en que solo un dos por ciento de la gente sale mal ¿HOLA?: ¡YO SALÍ MAL VALE!.
Así es que me toca NUEVAMENTE hacer el curro que ellos no hacen.
¿Cómo?: ¡fácil!.
Yo solita y con mi NINGÚN título voy a hacer eso de “pedir una segunda opinión”, aunque a mi manera, voy a mandarme de una patada en el culo a una cita el próximo Viernes con mi cardiólogo en Mataró para que este me haga un holter (ya sabéis ese aparatejo tan mono que debo tener pegado 24 horas a mi cuerpo que pesa, molesta, pica, rasca y posteriormente cuando te quitan los electrodos me crea unas marcas horribles que curan lentamente y tal) SIN MEDICACIÓN (para hacerlo lo más realista posible); y, en base a la respuesta de dicha prueba tomar una decisión.
No se le ocurrió a la eminencia, no se le ocurrió otra cosa, estaba constipado (no es broma), no tenía el día (lo desconozco), su mujer no le dio sexo (me es indiferente) pero el caso es que estoy HASTA LOS PUTOS COJONES YA.
Así es que, por eso no tenía nada para daros, por eso no tengo nada que ofrecer, por eso no tengo ningún tipo de respuesta por que hasta que yo misma no mueva ficha, por que hasta que yo no haga los trámites pertinentes, las preguntas, los acosos y TOOODA la parafernalia de nuevo no tengo nada más por el momento que decir.
Sigo en el limbo.
En tierra de nadie.
Desconociendo un montón de cosas.
Y si, se que muchas veces mi enfermedad se manifiesta de unas maneras que en fin… puede volver, puede aparecer, puede no aparecer, puede verse o puede no verse pero yo ya me se todo eso de memoria, yo, a estas alturas ya podría impartir cursillos, así es que toda la parte técnica ya me la tengo aprendida de memoria, a mas INRI ahora tengo un amigo que trabaja en una unidad móvil cardiológica así es que no creo que necesite más asesoramiento, no necesito más consejos, no necesito más paciecia:
AHORA LO QUE NECESITO SON RESPUESTAS.
Ahora es tiempo de actuar, y continuar manteniendo la cabeza en su sitio aunque a veces me gustaría otra cosa, tengo que seguir siendo una señorita de casi 28 años (NADIE va a joderme mi cumpleaños el 28 de Diciembre), que actúa de forma coherente para con su salud y que tiene como único fin ponerse bien de una vez por todas.
¿Que cómo estoy?, bueno… introduce tu corazón en una lavadora a modo centrifugado y puedes hacerte una idea.
¿Que cómo estoy?, podrías intentar meter los dedos en el enchufe y prepararte para una descarga eléctrica y dolería pero ahora imagina meterlos por error, por accidente.
¿Que cómo estoy?, creo que ahora entiendo la palabra frustración, es esa misma frustración que nace de una úlcera lacerante y puede volverse si no tienes capacidad de superación irreversible.
¿Que cómo estoy?, bueno, seguro que hay bipolares que tienen menos cambios de ánimo que yo.
¿Que cómo estoy?, seguramente la palabra mal lo definiría todo pero yo quiero ir más lejos, yo estoy dispuesta a trasladar mi sensación física:
Estoy cansada, cansada como un camello después de atender su larga lista de clientes a los que suministrarles una droga, cansada como después de hacer deporte constantemente sin que te guste el deporte, cansada como cuando tu cabeza te dice que te tomes cinco minutos o te va a sobrevenir una jaqueca inminente, cansada como cuando te comienzan a dar calambres en los pies que suben por tus gemelos que pasan a tus rodillas se depositan en tu culo y finalmente aterrizan todos juntos en lo bajo de tu espalda, columna vertebral incluida, cansada como cuando tienes un día de mierda y resulta que no puedes contárselo a nadie por que te han cortado el teléfono, cansada, MUY CANSADA.
Y eso es todo, al menos hasta el Viernes.
Hey pero… ¿te cuento un secreto?, no odio al mundo, no la he pagado con nadie, no he gritado, no he insultado, no he chillado, no tengo deudas pendientes emocionalmente, no, desde luego que no, nadie puede recriminarme nada, tengo la conciencia tranquila.
¿Te cuento un secreto?.
Te he contado todo esto por que también es parte de mi vida.
El corazón está estropeado, el alma cansada, el cuerpo necesita un respiro, y…
El silencio POR FIN está ROTO.